El estado de la gestión
Resumen
En el curso de las últimas cinco elecciones presidenciales colombianas -veinte años de gobierno-, se hizo más evidente que nunca el hartazgo generalizado de la ciudadanía con el despilfarro y el deterioro de los servicios a cargo del Estado. La frustración reiterada de los habitantes -citadinos y rurales- cada vez que forzados a gestionar, se estrellan inevitablemente ante laburocracia central, regional, departamental, dístrital o municipal, ha generado un descontento creciente. Formas de politiquería degenerante, expresadas en la ocupación de los puestos de servicio público en todas las ramas del Estado, atendiendo listados de amigos y servidores comprometidos principal y obsecuentemente con su jefe político, llamadas en diversos lugares "clientelismo", han hecho virtualmente nugatoria, en condiciones corrientes, los llamados a elevar el cumplimiento de la Misión correspondiente, entre servidores del Público. El cansancio ha ido configurándose como un componente del rechazo a cargas de impuestos, acumulados en la misma proporción que son recortados los servicios al Hombre de la Calle, o viciados los caminos para solucionar los problemas diarios.