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  • Vol. 6 Núm. 2 (2012)

    Editorial
    Karolina González Guerrero

    El docente en medio de su práctica de transformación cultural en algún momento de la historia, el
    quehacer y los diversos factores tipológicos y axiológicos, ejerce una reflexión en torno a su devenir
    en el contexto educativo. Por lo tanto, el cambio paradigmático de la acción pedagógica y didáctica
    es flexible y dinámica, en ese sentido, su visión se aparta de lo rígido y converge en cambios socioculturales
    inherentes al proceso formativo, más aún cuando se habla de una instancia de educación
    superior, la cual establece una visión pedagógica de puertas abiertas, libre del claustro, retomando
    el sentido mismo del aprendizaje que pudiese observar en las antiguas ágoras.
    Rompiendo el esquema unidireccional de enseñanza-aprendizaje, el docente hoy día, a raíz de la
    intervención de las tecnologías informáticas y comunicativas, transmuta su oficio y se convierte
    en un factor clave para el desarrollo metacognitivo de educando; quien está expuesto a un flujo de
    información acelerado, producto de las condiciones actuales de la era digital y la consolidación de
    la aldea global.
    A lo largo del proceso formativo, se emprenderá un camino modesto y propositivo alrededor de
    las transformaciones del desempeño del docente en su intervención, no sólo como facilitador del
    aprendizaje, sino como orientador, motivador y precursor de escenarios y estrategias factibles de
    asentar espacios dialógicos en los que la disciplina, el saber y la comprensión de los hechos permitan
    abordar los cambios enfrentados en el presente siglo. No obstante, sin dejar de lado la historia y la
    resonancia que tiene el denotar las variantes del contexto educativo, es imprescindible y casi inevitable,
    debido al aumento de la responsabilidad y el desprestigio que ha surgido en ciertos sectores
    hacia el arte de enseñar.

  • Vol. 6 Núm. 1 (2012)

    Editorial


    UNA REFLEXIÓN:
    HACIA LOS CONTEXTOS B-LEARNING


    Karolina González Guerrero
    Editora
    En el proceso formativo del docente intervienen significativamente aspectos que afectan el desempeño
    profesional prospectivo del educador. En primera instancia, se evidencia claramente el marco
    normativo y legal que reglamenta la jurisprudencia a través de la Constitución Política de 1991, las
    leyes (Ley 115 de 1994 y Ley 30 de 1992), los decretos (Decreto 272, Decreto 0709, entre otros) y
    las resoluciones que establecen las orientaciones oportunas sobre la formación docente.
    Las concepciones de sociedad de la información, la sociedad del conocimiento, el uso pedagógico de
    las tecnologías de la información y la comunicación, desencadenan el establecimiento de procesos
    formativos y el cambio paradigmático de la educación superior, centrándose en aspectos metacognitivos,
    autoformativos y transdisciplinarios (UNESCO, 2004).
    A raíz del impacto que poseen estos modelos mixtos de formación, se considera que la educación
    superior tiene como objeto de estudio, básicamente, en la formación de profesionales bajo otra
    concepción. Imbernón (2000) quien apela a una formación inicial que aún en términos de comienzo
    de otro decenio, se haya elocuente ante las acciones de emprendimiento, para el perfeccionamiento
    de la labor pedagógica. Sin embargo no es suficiente, también resulta permisible el devolver cierto
    estatuto epistémico al acto formativo del maestro, revaluando los aspectos del conocimiento y las
    estructuras complejas e interdisciplinarias que deben ser analizadas crítica y reflexivamente para
    ser concordantes con las acciones formativas y desempeños del educador.
    Algunas tendencias de la formación docente que se contrastan en el presente estudio, demarcan
    desarrollos evolutivos, cognitivos, humanistas y praxeológicos (Arias y Rojas, 2001), retos y desafíos
    para afrontar en la formación docente en la medida que su labor trascienda el transmisionismo y el
    escenario institucional (Aguarredondo y Bralavsky, 2003), a través de perfiles formativos propios
    de las necesidades nacionales como lo plantean en su estudios ASCOFADE (2006), Torres y Torres
    (2002) y la Universidad Nacional de Colombia (2008) para comprender el fenómeno de la acción
    pedagógica y didáctica del maestro en épocas contemporáneas, sopesadas por el artilugio tecnológico
    y el rompimiento de paradigmas en pro de la cimentación de la calidad educativa.
    Surge la importancia de una reflexión hacia los contextos b-learning, entendidos como una combinación
    de actividades presenciales con herramientas virtuales de la educación a distancia, en los que
    se potencia lo mejor de cada uno de los contextos mencionados por Bonk, C. & Graham, C. (2006).

    Varias investigaciones, que tienen como enfoque el desempeño del docente en contextos virtuales,
    proponen que el docente debe actuar como facilitador de los procesos de aprendizaje y debe ser
    quien incentive a los estudiantes a asumir el control de sus acciones formativas (De Laat, &Lally,
    2004), (Goodyear et al., 2001), (Mazzolini & Maddison, 2003).
    Es importante, entonces, reconocer la formación del docente encaminada al reconocimiento del
    contexto, los lineamientos políticos y aspectos relacionados con su desempeño y las habilidades que
    fundamenta en el uso de tecnologías educativas para afrontar los retos de la praxis. En ese orden de
    ideas, el presente estudio trata de establecer unos componentes históricos, conceptuales y legales
    acerca de la formación docente, llegando luego a entablar una propuesta de formación vinculada a
    instancias, ejes temáticos y perfiles que puede asumir el docente a manera de competencias o ámbitos
    de desempeño en la educación superior que articula modelos b-learning.

  • Vol. 5 Núm. 2 (2011)

    Editorial


    FORTALECIMIENTO DE LA EDUCACIÓN TÉCNICA
    Y TECNOLÓGICA DE COLOMBIA


    La apertura global crea la necesidad de incluir estrategias políticas y educativas para eldesarrollo
    mundial económico y social. En el caso de Colombia, desde 2001 las políticas de gobierno han estado
    encaminadas a la búsqueda del fortalecimiento de la educación técnica y tecnológica. Dentro
    del plan de Fortalecimiento de la Educación Técnica y Tecnológica del Ministerio de Educación
    Nacional, la Ley 749 de 2002 respaldó a las instituciones técnicas y tecnológicas en el desarrollo
    de los programas por ciclos propedéuticos, (técnico, tecnológico y universitario) permitiéndoles
    ser flexibles y acordes con las necesidades del sector productivo y empresarial.
    La articulación entre universidad y empresa es la ventaja que ofrece la formación por ciclos propedéuticos
    para acceder rápidamente al mercado laboral y propiciar el proceso de formación a
    nivel técnico, tecnológico y universitario.
    El incremento en la oferta de programas de formación técnica y tecnológicaevidencia que en la
    última década el proyecto de Fortalecimiento de la Educación Técnica y Tecnológica en Colombia
    ha tenido ungran impacto,permitiendo así desarrollarestrategias de ampliación de cobertura y
    mejoramiento de la calidad
    Según el Ministerio de Educación Nacional, los programa de esta modalidad formativa deben
    ser congruentes con las necesidades del sector productivo, el desarrollo nacional y regional, y
    el avance de la ciencia y la tecnología. Nuestro país requiere de los conocimientos técnicos y
    tecnológicos para la activación de la producción económica. Por ello, la formación técnica debe
    concentrarse en un saber hacer que desarrolleconocimientos prácticos y teóricos para un desempeño
    laboral eficaz y eficiente, sin dejar de lado las competencias necesarias para continuar
    la cadena formativa.
    El número de estudiantes matriculados en la modalidad de formación técnica y tecnológica ha
    aumentado en los últimos años, lo cual significa que el acceso a la educación superiorestá en
    ascenso. Con ello se ha fortalecido la ampliación de la cobertura académica en programas como
    economía, administración, contaduría, ingenierías, arquitectura, urbanismo y afines, ampliando
    las oportunidades profesionales y laborales.


    Cecilia Garzón Daza
    Decana Facultad de Educación y Humanidades