@article{Camargo Mayorga_2018, title={Acerca de la edición del libro académico en acceso abierto}, volume={27}, url={https://revistas.unimilitar.edu.co/index.php/rfce/article/view/4261}, DOI={10.18359/rfce.4261}, abstractNote={<p>"El libro es como la cuchara, el martillo, la<br>rueda, las tijeras. Una vez se han inventado, no<br>se puede hacer nada mejor. El libro ha superado<br>la prueba del tiempo […] Quizá evolucionen<br>sus componentes, quizá sus páginas dejen de<br>ser de papel, pero seguirá siendo lo que es".<br>Umberto Eco</p> <p>La bibliodiversidad se nutre de lo publicado por las editoriales académicas, porque estas difunden saberes y proveen contenidos a la sociedad para discutir y hacer avanzar la ciencia, a partir de proyectos que probablemente no serían rentables comercialmente. Por eso, la difusión y circulación de contenidos es su función principal y una de las herramientas para este propósito es el acceso abierto (Córdoba, 2018). El libro es el soporte de la lectura y su función sigue siendo la misma de hace quinientos años (Eco y Carriére, 2010), lo que ha cambiado es su formato y las maneras de difundirlo. El intercambio de saberes y conocimientos es el pilar de la labor editorial y el editor, como mediador cultural, debe dirigir sus esfuerzos para amplificar el alcance de su trabajo; de ahí que use el acceso abierto, lo cual no significa gratuidad (Córdoba, 2018).</p> <p>Según Giménez (2018), los modelos de financiación del libro en acceso abierto son básicamente dos: la ruta verde, que es la de los repositorios y el preprint y la ruta dorada, que es la publicación bajo un sello editorial, en cuyo caso el autor paga entre 10 000 y 15 000 dólares por concepto de Book Processing Charges (BPC) cuando las editoriales le cobran o las instituciones universitarias subvencionan la edición, como suele pasar en Latinoamérica. Asimismo, existe un modelo intermedio o híbrido, como lo manejan muchas revistas científicas, que tienen parte de sus contenidos en acceso cerrado (pagado por los lectores), y la otra parte, en OA (pagado por los autores). En libros no es habitual este modelo, pero sí hay cofinanciación, como ocurre con publicaciones en ciencias sociales y humanas, en las cuales los autores difícilmente prosperan con los BPC. Un ejemplo de cofinanciación está en Chile, con Ariadna Ediciones (ver http://ariadnaediciones.cl/), que publica libros digitales en acceso abierto sin tasas para los autores y con financiación de instituciones benefactoras (Giménez, 2018). Más allá de todo, lo importante es lograr que se lea lo que se publica. Resulta fundamental no confundir la lectura con el acceso libre a contenidos, porque la lectura es ante todo un proceso complejo que involucra al individuo desde lo emocional y lo cognitivo, y a su entorno social y cultural (Córdoba, 2018), y el acceso es simplemente disponibilidad de libros, revistas o demás materiales. Así, pues, es ese el desafío del editor académico, que recurriendo a nuevos intermediarios (plataformas en línea) pueda cumplir con su tarea como mediador cultural del saber científico.</p>}, number={1}, journal={Revista Facultad de Ciencias Económicas}, author={Camargo Mayorga, David Andrés}, year={2018}, month={dic.}, pages={9–10} }